


¿Qué puede hacer una persona entrada en sus 40 años un sábado por la noche sin dinero, ni amigos (Si tengo pero ustedes entienden a que me refiero), cargada de ansiedad y aburrimiento? Salir a caminar.
Antes de que piensen cualquier cosa diré (escribiré) que caminar por si solo si constituye un buen ejercicio para perder grasa, tonificar cuerpo y mente, fortalecer articulaciones y carácter, entre otros beneficios.

Aprovechar la hora del anochecer para esta proeza es lo más recomendable. No hay sol, ya ha bajado el calor, hace fresco. Es muy sencillo: te cambias a ropa cómoda, te pones tus zapatos deportivos, agarras las llaves de la casa y te echas a andar. Sin calentamiento, don't worry.
Tampoco hay que pensar en el mapa, qué camino voy a tomar; nada de eso. Solo hay que dar los primeros pasos y dejarte llevar por la primera izquierda o derecha que veas (Depende de donde vivas y que tan seguro sea que hagas esto).
Ese fue mi plan de sábado por la noche. Caminar sin un rumbo establecido, con ropa cómoda, mis llaves y mis 10 personalidades. Sin plan, sin dirección, sin saber exactamente hasta donde llegar. El punto de retorno lo marcó mi nivel de energía; hay un indicador que dice "ya casi usamos la reserva. No llegues a ese punto, mejor da la vuelta y regresa". En total caminé aproximadamente 45 minutos, aunque creo que pudo ser más.
Vi cosas, pensé otras y me de cuenta de más. Aquí van esas cosas que aprendí durante mi caminata de aproximadamente 40-45 minutos en un sábado por la noche:
El sábado por la noche puede significar varias cosas. Cada quien elige que hace con eso. Para algunos es salir a comer algo distinto a lo que se prepara en casa y evitar la cocina. Para otros es ir a jugar fútbol en una de las canchas más cercanas a su vivienda, acompañados de sus familias. Otros más deciden ir a una terraza a tomar cerveza mientras ven el partido de beisbol de la temporada.
Para los bailarines, están disponibles las discotecas que ahora abundan en zonas aledañas a residencias. Cerca de la área donde inicié mi retornó a casa, aprecié el significativo número de establecimientos con la mencionada razón social. Están uno al lado del otro; es como un buffet para quienes no perdonan un sábado por la noche.
En la zona que recorrí, vi varios sitios de comidas y entretenimiento. En la misma calle, frente a frente, lado a lado. Puede ser que el menú no sea muy variado porque todos, - o al menos eso parece -, van por la línea de la comida rápida. Imágenes de hamburguesas, pinchos, pizza, adornaban la fachada de algunos.
En una esquina vi un lugar diferente, con un ambiente tropical, lleno de plantas y vibrantes colores en su publicidad. Ese se veía diferente y estaba concurrido. Aprecié como a un costado tienen uno de esos avisos luminosos con una frase bonita, el spot perfecto para que los comensales se tomen la foto casi obligada para subir a las redes sociales.
No es cuestión de tener un gran presupuesto para poder salir a comer una hamburguesa doble carne con extra de queso y papas fritas. A eso hay que añadirle el dinero para el transporte. Entonces, si hay plata, si hay.
He escuchado que por necesidad se hace lo que se tenga que hacer para tener con qué comer. Para algunos esto inclina la balanza hacia algo no tan bueno mientras que para otros lo hace al lado opuesto.
En una amplia zona de espacio público vi unos 4 establecimientos informales de comida. Cada uno separado del otro por un pequeña zona verde. Todos con sillas y mesas para los comensales. Se ven bonitos y llaman la atención por su ubicación. Es imposible no verlos.
Imagino que surgieron de la necesidad de hacer algo para ganarse el pan de cada día. Quedarse esperando esa llamada, esa oportunidad laboral tal vez no era una opción porque el tiempo no perdona. Hay que facturar.
Yo tendría problemas si me siento a comer ahí porque están al aire libre, pasan carros a lado y lado de ellos y, no tienen un baño. Tendría que ser un take out o algo.
La idea de salir a caminar un sábado por la noche en las condiciones que mencioné al comienzo de esta entrada es calmar la mente y liberar energía; se busca despejar todo el sistema de esas pequeñas molestias.
Parece que los pensamientos toman aún más velocidad, intensidad y vigor. La mente simplemente toma el ritmo de mis piernas, y no importa si físicamente desacelero, ella sigue. Llegan pensamientos relacionados a lo que veo y derivan luego en comparaciones. Si tuviera esto, si hiciera aquello, si tan solo esto o aquello...no es exactamente lo que se busca.
Consideré no volver a hacer eso, pero si dejo de caminar así, pues de qué otro manera manejo esa ansiedad; esa es el interrogante.
No es que empeore mi salud mental, solo queda agitada, creando escenarios ficticios de mi vida si el dinero no fuera un problema.
Solo basta con ver los rostros sin que sea raro y el otro se de cuenta, pero cada gesto, cada postura, cada mirada dice algo. Se puede notar tristeza, dolor, euforia, alegría y calma si en realidad prestamos atención.
Observé hacia adentro en las peluquerías locales que no tenían clientes, los sitios de comidas con más mesas vacías que comensales, los establecimientos tipo bar o gastro bar con poca clientela; todo eso refleja los sentimientos de quienes la ponen la cara al negocio para tener un sustento.
Quienes tienen la responsabilidad de estar afuera del local para darle la bienvenida al cliente son como un aviso. Algunos cansados, otros decepcionados y muy pocos realmente contentos con lo que hacen.
Existen otras cosas que no listaré aquí, pero van de la mano con lo escrito. Si tan solo prestamos un poco de atención se puede aprender mucho, y ese conocimiento nos beneficia para repensar lo que hacemos y decimos, para evaluar que estamos haciendo con nuestro tiempo, el verdadero tesoro de todos; el tiempo no se detiene y no se puede comprar, por eso la importancia de gestionarlo eficazmente.
Salir a caminar es un gran actividad física y mental. No importa si los pensamientos se vuelven frenéticos, eso es una señal de que estamos vivos, no somos máquinas. Además, al llegar a casa luego de eso, viene un estado de quietud, de recuperación, indispensable para continuar con nuestras labores.
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