El Lado Oscuro De Ser Buena Persona

A la mayoría de nosotros nos programan desde muy pequeños para ser buenas personas, siempre obedientes, disciplinados, callados, inmóviles, apenas perceptibles, que nuestra presencia sea casi como la de un mueble más de la casa, con un rango bajo de movimiento para confirmar que seguimos respirando.


Es apenas lógico que bajo estos estándares, cualquier cosa que hicieramos diferente a la rutina de ser ese personaje bueno fuera vista como algo imprudente, que tendría que ser erradicado de inmediato para evitar que sentara bases para algo muchísimo peor en el futuro más cercano que lejano (suena exagerado y sombrío pero es así como se ve desde la barrera cuando ya no eres un infante y has despertado tu consciencia un poco más).

Ser bueno es bueno, lógico, pero hay que entender una cosa: ser bueno no hace que los demás sean buenos. Let me say that again: ser bueno no hace que los demás sean buenos. Y no solo eso, ser bueno no quiere decir que los demás siempre te van a percibir como alguien bueno, sin importar que cada día lo demuestres con tus acciones.


Tu puedes ser una persona muy honesta, porque desde pequeño te enseñaron que así es como debes ser siempre ante toda circunstancia y lugar, porque así es como se hacen las personas buenas que sirven a este mundo. Las personas con las que vives te dijeron que siempre debías actuar con honestidad para no enfurecer a Dios (y ahi va otra forma de manipular). Sin embargo, algo pasa.


En el lugar donde te criaste, donde aprendiste que debías ser honesto, un día cualquiera, algo se pierde. Cambiamos eso, digamos que hay un paquete de papitas crocantes en la pequeña mesa rodante justo al lado del comedor y un día, el paquete está abierto y el contenido a la mitad. Te preguntan si has abierto tú el paquete a lo que naturalmente respondes que no (estas siendo honesto, recuerda). No te creen. Pueden llegar a pensar que si lo hiciste tú.

Es algo que ni tú mismo puedes creer, que piensen que estás mintiendo, cuando siempre has demostrado honestidad y ellos mismos pueden, si quieren, asegurarlo, por experiencias pasadas. Estás diciendo la verdad y aún así les cuestra trabajo aceptar que no abriste ese paquete de papitas.

Tu primera impresión, casi de forma automática es creer que has fallado pero espera. ¡Detente! no eres tú, son ellos. Tú si estas practicando la honestidad, y si ellos no te creen, ellos son el problema. Alguien más lo hizo y no está siendo honesto porque tal vez nunca en su vida lo fue, solo cuando le convenía, y te dijeron a ti que debías ser una buena persona. Well, well!


Es un poco frustrante que eso suceda, lo sé, pero debes tener presente que tú estas haciéndolo bien, muy bien, son los demás los que no lo están haciendo bien, y cómo no te pareces a ellos, no pueden soportarlo. Tu luz no les da claridad mental, tu luz les molesta. Entiéndelos, ellos no aprendieron bien, o quien sabe que les pasó en el camino y decidieron hacer un giro al lado oscuro.


Dáte una palmadita en la espalda y muéstrate lo bien que es ser honesto para tí, por tí y porque se siente bien, no por los demás. Si ellos no lo ven, otros si lo van a ver y lo apreciarán. No siempre tu familia es tu tribu.


Apréciate a ti mismo por ser bueno de verdad, y no por agradar a alguien. Las personas actúan desde lo que ellos mismos son, no lo que ven en tí. Si no pueden ver tu honestidad, no te preocupes, no estás perdiendo nada; estás ganando. Con la honestidad, siempre ganas.

systeme.io

Este sitio proporciona información para entretener y educar.


Mapa del sitio

Inicio

Blog

Acerca de mí

Contacto

Redes sociales

Newsletter

No te pierdas de tus publicaciones favoritas

Created with © systeme.io